¡Buen martes, mortales! En esta semana atípica con tres reseñas, hoy les traigo la que corresponde. Mi última lectura. Un gran (GRAN) libro, que recomiendo categóricamente. ¡Disfruten!
Ficha del libro:
Título: Al final mueren los dos (título original: They both die at the end)
Autor: Adam Silvera
Editorial: HarperTeen
Fecha de publicación: 5/9/2017
Género: contemporáneo, LGBT, ficción
Páginas: 376
Sinopsis:
En un presente alternativo, en el que es posible predecir la muerte con un plazo de veinticuatro horas, Mateo Torrez y Rufus Emeterio acaban de recibir la llamada más temida: la misma que te avisa que ha llegado tu hora final.
En circunstancias normales, es poco probable que Mateo y Rufus se hubieran conocido. Pero sus circunstancias no son normales en absoluto. Porque les quedan, a lo sumo, veinticuatro horas de vida. Y han decidido recurrir a Último Amigo, la aplicación de citas que te permite contactar con alguien dispuesto a compartir tu carga. Mateo y Rufus tienen un día, puede que menos, para disfrutar de su recién nacida amistad. Para descubrir cuán frágiles y preciosos son los hilos que nos unen. Para mostrar al mundo su verdadero yo.
No lloré, pero podría haberlo hecho, si hubiera estado sola al momento de terminar de leerlo.
Llama la atención desde el comienzo. Ya desde el título. Me recordó a la clásica frase de "El asesino es el mayordomo", cuando se quiere "spoilear" algo de misterio, pero nada que ver. Hace que ya sepas como va la mano del libro (o capaz no), pero ya intuís que hay dos protagonistas, y que aunque te encariñes con ellos y no quieras que mueran, no vas a tener éxito. Van a morir, tarde o temprano.
Me pareció muy original el concepto. Creo que nunca había leído algo así. Lo más parecido, no fue en libro, fue en la película Minority Report, pero se predecían las muertes por crimen. En este libro es más vago. Sabes que te vas a morir, pero no cómo ni cuando. Es en el día, pero puede ser a cualquier hora.
Lo destacable (bah, una de las cosas), es que lo importante son las voces de los personajes. La narración se focaliza en ellas. Algunas son en primera persona y otras en tercera. Se presentan muchos personajes, que sin querer se cruzan, tengan o no relevancia en sus vidas.
El lector accede de primera mano a lo que piensan y hacen los personajes, lo que sienten, sobre todo al comienzo de la historia de su Último Día, si es que lo tienen, porque no todos los personajes que se presentan están por morir (me gustó como el autor escribió el comienzo de cada sub-historia, diciendo que *tal personaje* recibió o no la llamada de Death Cast, porque iba o no iba a morir ese día). Yo al menos, los entendí, me sentí identificada, empaticé, los entendí o quise que se arrepintieran o pasaran cosas malas por sus futuros actos (Peck, te estoy hablando a vos). Fueron personajes creíbles, con historias creíbles. Parecía que leía gente de verdad.
En la lectura se transmite correctamente esa necesidad y presión de querer hacer todo en las últimas horas de vida, y eso incluye pasar tiempo con la familia, amigos, y esas cosas que pueden parecer intrascendentes en la vida cotidiana pero al momento de hacerlas en el Último Día, cobran importancia.
Para mi gusto, fue demasiada la cantidad de cosas por hacer que entrara en un solo día. Demasiadas cosas por hacer, demasiados lugares para visitar. Al menos yo, no podría hacerme tiempo para todo eso. Capaz que alguien menos vago puede hacerlo. Entiendo que es el último día de sus vidas y hay que exprimirlo al máximo, pero para mí, abarcó demasiadas actividades y lugares.
Igualmente, es un libro tremendo. Habla sobre la muerte pero también sobre la vida, sobre lo que hay que hacer para vivirla al máximo y no dejar nada pendiente (o dejar lo menos pendiente posible por hacer). Sobre el amor, la amistad, las relaciones personales. Lo que hay que hacer para no arrepentirse de vivir, o sentir que hiciste todo lo necesario para haber vivido una buena vida.
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